Sé lo que estás pensando: ¿cómo puede alguien ser un fracasado? Pero la verdad es que todos fracasamos. Forma parte de la vida y no pasa nada por admitirlo, porque este post te dará algunos consejos para que tus fracasos no se conviertan en una identidad.
1. Tómate tiempo para procesar tus fracasos.
La salud mental es algo que creo que la gente suele descuidar. Es fácil pasar por alto nuestros fracasos y continuar con la vida como si no hubieran ocurrido, pero esto puede ser perjudicial para tu bienestar físico y mental. No dejes pasar estos momentos sin procesarlos o puedes encontrarte en un lugar peor que antes.
2. Aprende de tus errores y actúa sobre lo que has aprendido.
Todos sabemos que debemos aprender de nuestros errores. Sin embargo, muchos de nosotros nunca lo hacemos. ¿De qué sirve cometer un error si no lo mejoras y lo utilizas como una oportunidad de crecimiento? Es hora de hacer un cambio.
Aprender de tus errores y actuar en función de lo que has aprendido puede conducir a cambios monumentales en tu vida. Los errores no siempre son malos o negativos; sólo son oportunidades para mejorar. Es importante no sólo ver cómo salieron las cosas mal, sino también cómo podrías haberlas mejorado la próxima vez.
3. No te compares con los demás, porque el viaje de cada uno es diferente.
Es muy fácil compararse con los demás. Ves a alguien haciendo algo que tú quieres hacer, y de repente se te quitan las ganas porque nunca serás tan bueno como ellos. Pero no te rindas. Todo el mundo tiene su propio camino en la vida para el que está destinado, y puede que le lleve un poco más de tiempo del que crees que debería llevar, o incluso puede que vaya en una dirección completamente diferente de la que esperabas. ¿A quién le importa si la persona que parece tener más éxito que tú en este momento no tuvo las mismas luchas? No están viviendo tu vida; ¡están viviendo la suya! Céntrate en el lugar en el que te encuentras ahora en lugar de intentar hacer comparaciones con personas que siempre estarán por delante de ti, por muy difícil (o fácil) que sea.
4. Mantén una mentalidad positiva: no dejes que el fracaso defina quién eres.
La mejor manera de afrontar el fracaso es no dejar que defina quién eres. Es fácil perder la esperanza y volverse autocrítico, pero eso no hace nada productivo. En su lugar, céntrate en lo que ha ido bien y en lo que has aprendido de la experiencia. Esto te ayudará a mantener una perspectiva positiva, sin importar cuántas veces tropieces.
5. Ten fe en el futuro, porque será mejor que hoy.
Vivimos en una época de incertidumbre. El futuro no está claro, y lo único que podemos hacer para mejorarlo es tener fe. Todos somos capaces de hacer cambios positivos en nuestras vidas, pero a veces es difícil ver la luz al final del túnel cuando la vida parece tan dura. Mantén la cabeza alta: ¡habrá un final!
6. Agradece todo lo que ha ido bien hoy, aunque también haya ocurrido algo negativo.
Cada día es una oportunidad para crecer, así que tómate tu tiempo hoy y da las gracias por todo lo que ha ido bien. Nunca sabes cuándo puede ocurrir algo malo o qué podría haber sido mejor en una situación hasta que das un paso atrás y lo miras objetivamente más adelante.
No eres un fracaso, sólo estás aprendiendo. Utiliza estos consejos para evitar que tus fracasos se conviertan en una identidad. La gente fracasa todos los días y no hay que avergonzarse de ello; lo que más importa es cómo reaccionamos ante esos fracasos.