Después de estar atrapado en el ciclo de la procrastinación, en el que sientes que tu mente está demasiado dispersa y deprimida para pensar en lo que hay que hacer, es fácil que esta sensación perdure. ¡Pero no dejes que eso te impida vivir! He aquí algunas formas útiles de volver a la senda de la productividad después de haber caído en la trampa:

1. Haz una lista de todas las tareas que hay que hacer.

La procrastinación es una inclinación natural. Todo el mundo puede sentirse identificado con ella, incluso las personas más productivas en su campo comparten este problema con nosotros, los simples mortales. Entonces, ¿por qué querría alguien emprender la tarea de hacer una lista exhaustiva? Bueno, en primer lugar porque si no planificas algo, ¡no hay forma de que tu planificación se lleve a cabo! La elaboración de listas requiere tiempo y paciencia, pero una vez que todo esté escrito, podrás trabajar metódicamente en cada paso sin distraerte con otras tareas o sin sentirte abrumado por el enorme proyecto que tienes por delante.

2. Divide las tareas en dos categorías: las que hay que hacer y las que quiero hacer.

Dividir las tareas en dos categorías tiene una influencia positiva en la vida de una persona. La primera categoría incluye las cosas que hay que hacer y que no deben esperar, como ir al trabajo o pagar las facturas, etc., mientras que la segunda consiste en aquellas actividades «divertidas», como ver series de televisión, que pueden posponerse hasta más tarde, cuando nos resulte más cómodo. Esto te permitirá tener un día más relajado, ya que hay menos cosas en tu lista de «cosas que hay que hacer», que pueden ser estresantes si no se completan en un plazo determinado.

3. Empieza por las tareas imprescindibles primero.

La procrastinación es un problema serio. ¿Por qué arriesgarse? Es fácil dejar los deberes para más tarde, pero eso puede provocar estrés y más postergación. Asegúrate de que empiezas por las tareas más importantes para que se hagan a tiempo.

4. Recompénsate después de completar cada tarea haciendo algo que te guste.

Cuando se trabaja para alcanzar un objetivo diario o semanal, puede haber momentos en los que nos sintamos cansados o desmotivados dependiendo de lo que se esté completando en ese momento. Recompensarnos con cosas que nos resulten agradables, permite que nuestra mente y cuerpo tengan un tiempo libre para volver renovados, lo que aumenta nuestra productividad.

5. Lleva un registro para ver si hay alguna mejora con el tiempo.

Una de las mejores formas de mejorar la productividad es llevar un registro de tus horas. Esto te ayuda a evitar la procrastinación y permite una mejor gestión del tiempo, así como unos hábitos más eficientes en general. A algunas personas les resulta útil, una vez que han terminado las tareas del día, anotar lo que aún hay que hacer en una lista de tareas o en un planificador, de modo que esas cosas puedan retomarse a primera hora de la mañana sin tenerlas rondando por la cabeza toda la noche.

6. Utiliza aplicaciones como recordatorios en tu teléfono para poder seguir el ritmo de todo lo que ocurre en la vida.

La procrastinación es el acto de aplazar las tareas importantes hasta que uno se encuentra en una situación incómoda. Los procrastinadores que se olvidan de hacer algo pueden utilizar aplicaciones en su teléfono como recordatorios para cuando más los necesiten. Aplicaciones como Remember The Milk y Google Tasks no se limitan a crear listas, sino que también recuerdan a los usuarios, en determinados momentos del día, que es hora de completar una tarea o de reservar más tiempo para ella más tarde si es necesario.

Puede que hayas procrastinado hasta llegar a una situación difícil. Pero hay muchas formas de romper el ciclo de la procrastinación y volver a ponerte al día con lo que hay que hacer. Si te encuentras atascado en este patrón, prueba algunos de estos consejos, te resultará más fácil volver a ponerte en marcha para evitar procrastinar en el futuro.