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Cómo iniciarse en la alimentación saludable

Hay muchos conceptos erróneos sobre lo que constituye una dieta saludable. Comer sano no tiene por qué ser caro, ni tiene por qué quitarte horas del día. Hay muchas formas de modificar tu estilo de vida actual para incorporar alimentos y hábitos más saludables a tu rutina diaria. Este post da algunos consejos para empezar a comer más sano.

1. Encuentra un alimento que te guste y conviértelo en tu favorito.

Los beneficios de encontrar un alimento que sea a la vez sabroso y nutritivo son numerosos. Por ejemplo, cuando comes algo que sabe muy bien pero no aporta todos los nutrientes que tu cuerpo necesita para mantenerse sano, puede provocar un aumento de peso o incluso un desequilibrio de las bacterias intestinales. Afortunadamente, ¡hay muchos alimentos que ofrecen estas dos cualidades! A continuación exploraremos algunos de ellos:

  • Las verduras son una forma estupenda de obtener tu dosis diaria de vitaminas.
  • Las bayas son una excelente fuente de antioxidantes y fibra.
  • Las proteínas son importantes para el crecimiento muscular y los niveles de energía, así que asegúrate de incluir algunas en tu dieta cada día.
  • Los lácteos aportan calcio y vitamina D para unos huesos y dientes fuertes.
  • Los frutos secos aportan grasas saludables que pueden ayudarte a perder peso o a mantener un peso saludable.
  • Los cereales integrales como la avena contienen fibra, proteínas, hierro, zinc, magnesio, folato (B9), tiamina (B1) riboflavina (B2), fósforo (P), selenio (Se) cobre (Cu) manganeso(Mn) cromo(Cr). También tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que no aumentarán tus niveles de azúcar en sangre.

2. Ten a mano tentempiés saludables para cuando tengas hambre.

Por muy sana que sea tu alimentación, a veces el hambre ataca y tenemos que estar preparados. Aquí tienes una lista de tentempiés saludables para cuando tengas hambre:

  • Un puñado de almendras o nueces.
  • 1/2 taza de bayas con 1 cucharada de yogur.
  • Medio aguacate untado en una tostada (de pan integral).
  • Un plátano con mantequilla de cacahuete.
  • 5 albaricoques secos.
  • Palitos de zanahoria con hummus.

Hay muchas otras opciones que no implican la palabra «dieta», así que prueba algunas la próxima vez que tu estómago empiece a rugir.

3. Come al menos una fruta o verdura con cada comida, aunque sea un trozo de lechuga.

Si eres como la mayoría de la gente, es difícil comer sano. Sabes que las verduras son buenas para ti, pero nunca parecen ser lo primero en lo que piensas cuando te pones a preparar la cena. O tal vez simplemente no hay productos en tu nevera y todas tus comidas implican pasta o sándwiches, por lo que te parece imposible cumplir ese objetivo. Sin embargo, ¡hay algunas formas fáciles de evitar este problema! Una de ellas es asegurarte de que una fruta o verdura acompañe cada comida, aunque sea un trocito de lechuga con el almuerzo. De este modo, no sólo obtendrás más nutrientes que antes, sino que además te sentirás más satisfecho que antes porque la comida estará equilibrada con un alimento saludable. Pruébalo y verás cómo te sientes mejor.

4. No te saltes el desayuno: come algo nutritivo por la mañana antes de empezar el día.

Mucha gente piensa que desayunar no es necesario y que puede esperar hasta la comida o incluso la cena. Sin embargo, saltarse la primera comida del día te priva de nutrientes importantes que son esenciales para que tu cuerpo funcione correctamente. Sin estos nutrientes, tu metabolismo se ralentizará, lo que podría provocar un aumento de peso porque tu cuerpo no quema tantas calorías a lo largo del día. Tomar un desayuno saludable también ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre, de modo que no sientas hambre durante horas después de comer.

5. No te atiborres y te sientas mal después.

Comer demasiado de cualquier cosa nunca es una buena idea. Tanto si comes para nutrirte como si lo haces para saciar tu hambre, siempre es mejor limitar la cantidad que consumes.

Hay muchas razones para no atiborrarse de comida, pero aquí están las tres principales. En primer lugar, es importante que tu sistema digestivo procese toda esa comida y la devuelva a ti para que obtengas todos los nutrientes. En segundo lugar, si comes demasiado de una sola vez, se crearán más células de grasa, lo que puede provocar problemas de obesidad como la diabetes o la hipertensión. Por último, si se come demasiado, se puede producir una baja autoestima, porque la gente puede pensar que necesita menos de lo que realmente necesita, por lo que puede intentar matarse de hambre de nuevo, lo que podría llevarles por un camino peligroso.

6. Bebe muchos líquidos, como agua y té verde, para mantenerte hidratado durante todo el día.

No se puede exagerar la importancia de mantenerse hidratado. El cuerpo humano está formado por un 60% de agua, por lo que es crucial mantenerse bien hidratado durante todo el día. A medida que la deshidratación se va produciendo, te sentirás cansado y perezoso. También puedes experimentar dolores de cabeza o mareos debido a la caída de la presión arterial causada por la falta de líquidos.

El primer paso para una dieta más sana es encontrar los alimentos que te gustan y luego averiguar cómo hacer esas elecciones saludables. Con un poco de planificación, es fácil incorporar más frutas y verduras a tu día sin sentir que estás sacrificando demasiado tus alimentos favoritos. Hay muchas maneras de que las personas con agendas ocupadas o con preferencias alimentarias diferentes encuentren el éxito en su búsqueda de una mejor salud, haciendo pequeños cambios que tendrán un efecto positivo con el tiempo. ¿Qué consejos tienes para alguien que quiera empezar a llevar una vida más sana? ¡Háznoslo saber dejando un comentario abajo!

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