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5 tipos de motivación y su efecto en la productividad

La motivación es una fuerza poderosa. Puede ser la diferencia entre renunciar a tus sueños o realizarlos. Pero no toda la motivación es igual, como muchos de nosotros hemos comprobado de primera mano cuando estábamos demasiado desmotivados para levantarnos del sofá o no podíamos reunir ese esfuerzo extra necesario para terminar un proyecto a tiempo. La siguiente lista detalla 5 tipos de motivación y su efecto en la productividad: ¿cuál te describe mejor?

1. Motivación intrínseca.

La motivación intrínseca es una poderosa herramienta para aumentar la productividad y la creatividad. Proporciona la energía necesaria para trabajar en tareas que nos resultan interesantes, agradables y satisfactorias, sin recompensa ni castigos externos. Las personas motivadas intrínsecamente suelen estar más contentas con su trabajo y ser más productivas en él que las que dependen únicamente de las recompensas extrínsecas, como los cheques de pago, los ascensos, las primas y los elogios de los jefes.

A medida que el mundo avanza, aumenta la necesidad de innovación y creatividad. La mano de obra también se está diversificando con la entrada de nuevas generaciones en el mercado laboral. Estos cambios exigen que los empleados sean innovadores y creativos para tener éxito en sus carreras. Los empleados que tienen una motivación intrínseca en el trabajo están mejor equipados para manejar estos cambios porque disfrutan haciendo lo que hacen, lo que les lleva a ser individuos productivos que se esfuerzan en sus tareas sin necesidad de ninguna presión o coacción externa. Aquí tienes algunos ejemplos de motivación intrínseca:

  • El estudiante que ama aprender.
  • El deportista que disfruta de la emoción de la competición.
  • El artista que se apasiona por su trabajo.
  • El padre que quiere marcar la diferencia en la vida de su hijo.
  • Una persona con espíritu emprendedor, que sueña a lo grande y se arriesga para alcanzar el éxito.
  • Alguien cuya carrera o afición le proporcione alegría y satisfacción a diario.

2. Motivación extrínseca.

La motivación extrínseca es un tipo de motivación que procede del exterior del individuo. Esto significa que es externa a la persona y puede considerarse como algo que hace por sí misma, pero no necesariamente porque quiera hacerlo. Los motivadores extrínsecos tienen muchas formas diferentes, como el dinero, los premios, las calificaciones o las recompensas. Este tipo de motivaciones suele funcionar bien con personas que tienen necesidad de aprobación o desean reconocimiento. También pueden funcionar bien con quienes luchan contra problemas relacionados con el comportamiento, como la adicción y la depresión.

La motivación extrínseca se refiere a que una persona realiza una acción por las recompensas que recibirá como consecuencia. La motivación extrínseca es diferente de la motivación intrínseca, que es la que se produce cuando uno hace algo por placer o satisfacción. Comprender la diferencia entre estos dos tipos de motivación puede ayudarte a entender cómo motivar a los demás y a ti mismo en tu vida cotidiana.

3. Responsabilidad social.

La motivación por la responsabilidad social es la idea de que las personas están motivadas para comportarse de forma socialmente responsable, no sólo porque beneficia a la sociedad o a otras personas de su entorno, sino también porque quieren hacerlo. Aunque este concepto se ha debatido durante décadas, la investigación demuestra que la motivación de la responsabilidad social existe y puede explicarse por tres necesidades psicológicas:

  • La autonomía (la capacidad de tomar las propias decisiones).
  • La competencia (sentirse eficaz en lo que uno hace).
  • La relación (un sentido de pertenencia).

Al comprender estos tres conceptos junto con la motivación de responsabilidad social, los directivos pueden aprender a motivar a los empleados de forma más eficaz.

4. Teoría de los incentivos.

La teoría de los incentivos es una rama de la economía que estudia el comportamiento de las personas cuando están motivadas por fuerzas externas. Los incentivos pueden aplicarse a todo tipo de situaciones de la vida, pero me centraré en cómo afectan los incentivos a los trabajadores y su motivación para trabajar.

La teoría de los incentivos fue introducida por primera vez por Adam Smith en La Riqueza de las Naciones en 1776, donde afirmaba que el salario de un trabajador debía depender de la cantidad de dinero que produjera para una organización, con el fin de motivarlo hacia una mayor productividad. Esta idea ha sido desarrollada por muchos economistas a lo largo de la historia, sobre todo por Edward Chamberlin, que pensaba que la competencia entre empresas también podía servir de incentivo para los trabajadores. Otro contribuyente clave fue Frederick Taylor, que se centró más específicamente en lo que motiva a los empleados.

La teoría de los incentivos explica cómo los individuos eligen entre alternativas que tienen resultados y consecuencias diferentes. Por ejemplo, si se ofrecieran dos trabajos con un salario similar, pero uno de ellos fuera más exigente que el otro, ¿cómo decidirías? Ahí es donde entra en juego la teoría de los incentivos, que explica la relación entre el trabajo realizado y sus resultados.

5. Motivación orientada a los objetivos.

La motivación orientada a los objetivos es la fuerza motriz que nos empuja a cumplir nuestros objetivos. Nos da un propósito y nos inspira a trabajar duro para conseguir nuestros objetivos. Cuanto más motivados estemos, más probable es que tengamos éxito en la realización de las tareas.

La motivación orientada a objetivos es un tipo de motivación que ayuda a las personas a alcanzar sus objetivos sin sacrificarse. Incluye los siguientes elementos:

  • El deseo de alcanzar un objetivo que sea razonable y alcanzable, pero no demasiado fácil de conseguir.
  • Una comprensión clara de los pasos necesarios para alcanzar el objetivo.
  • La capacidad de ver los progresos realizados hacia la consecución de cada paso en el camino.

Hay muchas formas de motivarte a ti mismo y a los demás. Si te sientes atascado en un bache, puede que sea el momento de hacer una auto-reflexión sobre el tipo de motivación que mejor ayudará a tu productividad. Por ejemplo, si te parece que los motivadores externos, como los premios o el dinero, funcionan mejor que los internos, como las recompensas intrínsecas, considera la posibilidad de utilizar un enfoque basado en la teoría de los incentivos con los empleados que necesitan más dirección y concentración. Del mismo modo, si alguien necesita la responsabilidad social para sentirse bien consigo mismo a fin de hacer las cosas, podemos utilizar esta información a la hora de asignar tareas o establecer objetivos para ellos de cara al futuro.

Todos tenemos diferentes tipos de motivaciones a nuestra disposición; se trata simplemente de comprender cuál o cuáles nos impulsan de forma más eficiente para poder alcanzar nuestro máximo potencial. Si deseas cambiar tu futuro tomando acción en tu presente únete al Reto $10k Mensuales.

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