La presión por ser perfecto es real. Todos nos esforzamos por ser los mejores, pero ¿qué pasaría si fuéramos más vulnerables? ¿Y si mostráramos nuestras debilidades? ¿Crees que nos ayudaría a sentirnos menos solos en este mundo de competencia y perfeccionismo? Esta entrada del blog explorará por qué mostrar tus debilidades puede hacerte más fuerte.
La importancia de ser vulnerable.
Muchos de nosotros tenemos un instinto natural de mantener nuestras cartas cerca del pecho. No queremos que nadie sepa lo que sentimos, lo que pensamos o por lo que estamos pasando por miedo a que nos juzguen. Pero ser vulnerable no consiste en dejar que la gente vea tus defectos y errores. Se trata de abrirse y permitirles entrar en tu vida para que puedan apoyarte de la mejor manera posible. Puede ser difícil cuando estás empezando y tratas de averiguar quién eres y cuáles son tus valores. Si alguien te señala un error o un defecto en tu carácter, no te lo tomes como algo personal: probablemente sólo quiere lo mejor para ti y ve potencial de mejora. Cuanto más mostremos nuestra vulnerabilidad, más empatía recibiremos de los demás.
Formas de mostrar tus debilidades sin sentirte avergonzado.
Todo el mundo tiene debilidades. No es posible ser perfecto en todo y no mostrar ninguna debilidad. Siempre habrá cosas que no sepas hacer, o que no puedas hacer tan bien como te gustaría. La cuestión es: ¿qué se hace al respecto? ¿Cómo puede uno asegurarse de que se le ve de forma positiva al tiempo que muestra sus debilidades? Esta entrada del blog explorará las formas de hacer precisamente eso:
- Sé sincero sobre tus debilidades.
- Habla de cómo esas debilidades han sido una ventaja en otros ámbitos de la vida.
- Comparte un momento en el que esas debilidades fueron en realidad fortalezas, o viceversa.
- Trabaja en mejorar tu debilidad para que ya no te frene.
Cómo mostrar nuestras vulnerabilidades puede hacernos más fuertes.
La mayoría de la gente tiene miedo de mostrar sus puntos débiles porque se sienten avergonzados o apenados. Es importante recordar que todo el mundo tiene defectos y vulnerabilidades, por pequeños o grandes que sean. La clave es no ser demasiado duro contigo mismo cuando experimentes un fracaso. Aceptar tus debilidades te permitirá crecer como persona y desarrollar aún más tus puntos fuertes. Aquí tienes algunos consejos para mostrar tus debilidades sin avergonzarte:
- Habla de lo que te resulta difícil en la vida.
- Encuentra a alguien que pueda relacionarse con las mismas luchas.
- Usa el humor (ligeramente) al hablar de ello.
- No dejes que un mal día haga que todos sean malos.
Por qué es importante compartir tus debilidades con los demás.
Puede dar miedo compartir tus debilidades con los demás. Puedes pensar que la gente te juzgará o se burlará de ti por ellas. Pero no es así. En todo caso, compartir tus debilidades con otra persona demuestra vulnerabilidad y honestidad, lo que te hace más simpático.
Consejos para ser más vulnerable y permitirte sentir menos vergüenza al admitir una debilidad o vulnerabilidad.
Es importante ser vulnerable contigo mismo y con los demás. No es fácil, pero puede crear un sentimiento de aceptación en uno mismo que durará para siempre si se hace bien. Aquí tienes algunos consejos para ser más abierto:
- Admite tus debilidades, aunque sea ante ti mismo.
- Sé vulnerable y comparte lo que piensas con personas lo suficientemente cercanas que sabes que te entenderán.
- Si hay alguna inseguridad sobre ser abierto o confiar en los demás, háblalo hasta que toda la inseguridad se haya ido.
- Practica la vulnerabilidad de forma consistente a lo largo del tiempo.
Es hora de ser sinceros con nosotros mismos y con la gente que nos rodea. Admitir nuestras debilidades es una forma de crear confianza, comprensión y conexión con los demás. Cuanto más nos expongamos en un estado vulnerable, más fuertes nos haremos. Dejemos de escondernos detrás de un exterior de perfección: eso no te llevará a ninguna parte, sino a sentirte peor contigo mismo cuando tu fachada se desmorone en algún momento del camino. Sé real desde el primer día compartiendo lo que eres, sin fingir ni levantar muros que sólo acabarán perjudicándote más adelante si no los derribas ahora.