La ira es una respuesta natural a algo con lo que te sientes perjudicado o cuando te sientes amenazado. También puede ser una expresión de frustración, molestia, hostilidad e incluso rabia. La ira puede empezar en tu cerebro con pensamientos negativos que provocan estrés, lo que desencadena la respuesta de lucha o huida del cuerpo: la adrenalina bombea por las venas, seguida de un aumento de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y de la respiración, así como de la dilatación de las pupilas. Si experimentas ira fuera de control de forma habitual, a continuación, te ofrecemos algunas estrategias para gestionar tus emociones.
La mejor manera de controlar tu ira es pensar en las consecuencias.
Algunas personas pueden pensar que es fácil, pero si te encuentras en una situación en la que sientes que quieres enfadarte, detente y piensa en lo que pasará después. Podrías hacer enfadar a alguien, puede que no te vuelva a hablar o incluso que te devuelva el golpe. Todo esto puede afectar negativamente a tu vida y a tus relaciones con los demás.
La peor forma de controlar tu ira es gritar a la gente o tirar cosas por la casa.
Es difícil controlar la rabia cuando te desbordas. Cuanto más se embotella la ira en el interior, puede causar estragos tanto en ti como en los que te rodean. La tensión se acumula en nuestro cuerpo hasta que finalmente cedemos a ese impulso primario de liberación, ya sea gritando o lanzando algo a otra persona. Pero hay formas de liberar la tensión sin montar una escena.
Lo peor que puedes hacer cuando estás enfadado es descargar toda tu rabia en las personas que te rodean. Golpear, gritar y lanzar cosas sólo empeorará las cosas para todos los implicados.
Cómo gestionar la ira sin hacerte daño a ti ni a los demás.
La ira suele ser una emoción temporal y hay formas de gestionarla sin hacerte daño a ti ni a los demás. He aquí algunas formas como puedes hacerlo:
- Perder la calma en el calor de un momento no es cosa de risa. Pero puedes tomar el control y controlar la ira sin herirte a ti mismo ni a los demás mediante el ejercicio, que es una forma estupenda de aliviar el estrés y mejorar el control de la ira. Se ha demostrado que las personas que hacen ejercicio tienen niveles más bajos de ansiedad, depresión y frustración que las que no lo hacen, así que busca una salida para toda esa agresividad reprimida.
- La meditación puede ser una forma estupenda de reducir el estrés, mejorar la concentración y reforzar la regulación emocional. Esto podría ayudar a alguien que lucha contra los problemas de ira y que es incapaz de encontrar claridad en sus pensamientos cuando está bajo la influencia de emociones negativas como la frustración o la rabia.
- Una de las formas más eficaces de manejar tu ira es pasar tiempo en la naturaleza. La gran mayoría de las personas que lo han probado han comprobado que ha reducido los niveles de estrés y ansiedad, que pueden contribuir a aumentar la ira o la frustración.
Estas estrategias pueden ayudar a que tu ira sea más manejable sin necesidad de herir a nadie más o de tratar de pelear con la persona que desencadenó las emociones iniciales. Si esto no te funciona, busca algo que te distraiga de lo que te hace enfadar hasta que las cosas se calmen de nuevo.
¿Cuándo debes buscar ayuda cualificada antes de cruzar la línea hacia algo peligroso?
Sabrás cuándo ha llegado el momento de buscar ayuda profesional si se dan los tres signos siguientes:
- Si tu temperamento empeora a lo largo de semanas o meses, en lugar de días, considera si merece la pena explorar otras opciones, como acudir a un terapeuta en persona que pueda ayudar a localizar mejor la fuente o fuentes de tu enfado antes de que se conviertan en problemas inmanejables que puedan conducir a problemas más graves en el futuro.
- Si la intensidad y la frecuencia de tu irritación han aumentado en los últimos meses o años, considera la posibilidad de hablar con un terapeuta para tratar esta desagradable emoción. A veces las emociones pueden ser tan intensas que crean síntomas físicos como úlceras o dolores de cabeza. La buena noticia es que existen muchas técnicas diferentes para tratar eficazmente estos sentimientos sin ir en contra de toda lógica y razón (lo que inevitablemente conduce a consecuencias aún peores).
- Si tienes ganas de herirte a ti mismo o a otra persona por la forma en que están actuando contigo, considera si esto puede ser un indicio para buscar ayuda y orientación profesional a través de estos sentimientos de rabia, de modo que podamos encontrar mejores formas de expresarnos de manera más saludable.
Es importante entender tu ira y cómo te afecta. Las mejores formas de gestionar tus emociones de ira van desde respirar profundamente durante unos minutos para calmarte hasta hacer ejercicio. Por otra parte, ¡reprimir tus sentimientos puede empeorar las cosas! Si necesitas ayuda para gestionar la ira o cualquier otro problema de salud mental, busca el apoyo de un consejero o terapeuta cerca de ti.